Sobre nosotras

Quiénes somos

Somos una congregación internacional de unas 1400 hermanas en veinticuatro países repartidos en cuatro continentes.  Nuestro centro internacional está en Roma. Fuimos fundadas por la inglesa Venerable Mary Ward en 1609 como un instituto de religiosas apostólicas sin clausura.

Nuestra espiritualidad ignaciana nos llama a ser:

  • Mujeres con una vida apostólica dentro de la Iglesia
  • Dicho apostolado debe ser basado en la promoción de la fe a través de la justicia
  • Disponibles para ir allí donde la necesidad es mayor
  • Contemplativas en la acción.

Nuestro Nombre

El nombre “Congregación de Jesús” fue adoptado oficialmente en 2003 en lugar de “Instituto de la Bienaventurada Virgen María”.

El origen del nombre “Congregación de Jesús”

Siguiendo la iluminación de 1611 para «tomar el mismo de la Compañía» (de Jesús), Mary Ward nunca dudó que el nombre de su instituto debía ser el de «Jesús». Sin embargo, no pudo dar a su nueva fundación un nombre oficial porque la Iglesia nunca le dio el reconocimiento que ella buscaba. Entre las hermanas se hablaba de «las compañeras» y «las nuestras». Sus oponentes y detractores las llamaban «jesuitas» y «chicas galopantes». Por costumbre, las hermanas eran identificadas simplemente como las «Damas Inglesas», una descripción que todavía se utiliza en algunos lugares.

Medio siglo después de la muerte de Mary Ward, las hermanas adoptaron el título mariano: «El Instituto de María». Poco después se cambió a «Instituto de la Santísima Virgen María». Fue bajo este título que la Iglesia aprobó el instituto en 1877, y en el inconcluso Congreso de la Unión de 1900 todas las ramas del instituto de Mary Ward aceptaron éste como el título eclesiástico oficial.

La decisión de adoptar el nombre de ‘Congregatio Jesu’ se tomó en la Congregación General de 2002, cuando se adoptaron las Constituciones Ignacianas ‘ad maximum’. Después de casi 400 años, la visión fundacional de Mary Ward se hizo por fin realidad.

El nombre de “Instituto de la Bienaventurada Virgen María” es conservado por la rama de Loreto para su Instituto.

«En cuanto al nombre, dos veces en diferentes años he comprendido de manera tan especial como las otras cosas que he relatado, que el nombre de los nuestros debe ser el de JESÚS». 

Mary Ward, carta al nuncio Albergati